Confianza
- Paulina Rodríguez
- 5 feb 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 11 jun 2022
Por Paulina Rodríguez
05 de febrero de 2019

¿Cómo volver a confiar luego de que nos han fallado?. Uno de los grandes obstáculos que tenemos los seres humanos para poder relacionarnos de una manera armónica y auténtica, es que nunca logramos conocernos totalmente, por lo tanto, cuando creemos conocer al otro, lo que realmente hemos hecho es que hemos proyectado algunas cualidades de nosotros mismos. ¿Porque cómo podríamos percibir algo que no conocemos?.
Junto a esto se suma que siempre tenemos la tendencia a generar expectativas acerca de los demás; cómo deberían ser, cuáles deberían ser sus conductas y a su vez comportarse. Por eso en aquel momento crucial que una persona no actúa de acuerdo a lo que hemos esperado, nos sentimos defraudados, desilusionados, o sentimos que nos hieren y que nos han fallado, y mientras mayores hayan sido las expectativas hacia el otro, el dolor será mucho más grande.
¿Qué pasaría entonces si en vez de poner tanta energía en las exigencias que le hacemos a los otros; comenzamos a conocerlos, a escucharlos, a saber quiénes son, que es importante para ellos, cuáles son sus valores, cómo piensan?. Y desde ese lugar mirarlos como un otro que muchas veces puede ver el mundo muy distinto a nosotros, ante lo cual lo más seguro es que no actúe de acuerdo a lo que yo espero. Tomar consciencia que así como no nos conocemos del todo a nosotros mismos, tampoco conoceremos al otro en su totalidad, lo que se traduce que cada equivocación (ante nuestros ojos) que otra persona pueda llegar a tener, o cada no cumplimiento de mis expectativas, no es algo personal, sino que tiene que ver con él mismo.

¿Qué pasaría entonces si dejamos de tener expectativas acerca de los demás, y concentramos esas energías en conocernos, crecer y mejorarnos a nosotros mismos?. No generar expectativas de los demás, no significa vivir resignados, ni enojados con el mundo, sólo significa que acepto que somos distintos, respeto las decisiones de los otros, y aceptar también aunque nos duela, que muchas veces seremos nosotros mismos quienes no cumplamos las expectativas de los demás.
Y finalmente, desde una mirada más trascendente, considerar lo que decía el Principito: “Por supuesto que te haré daño. Por supuesto que me harás daño. Por supuesto que nos haremos daño el uno al otro. Pero esta es la cuestión misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo del invierno. Para llegar a ser presencia, significa aceptar el riesgo de la ausencia”.

Paulina Rodríguez
Ingeniera y Life Coach
- Te invito a mis Sesiones Online, para que vuelvas a confiar en los demás y también, en ti misma.
Más información en este link: Sesiones Individuales
- Y si quieres recibir en tu correo, reflexiones que te inspiren a realizar esos cambios que anhelas, inscríbete de forma gratuita al Newsletter de AlmaMía.
Inscríbete en este link: Boletín Gratuito
Comentarios